Piensen en un día agotador. Un día en que las cosas suceden justo antes de que ustedes lleguen. No importa a qué hora empezó, porque de todas formas es más largo de lo que debería ser. Es un día de esos en que todo conspira contra los planes previamente diseñados. Miles de compromisos, tareas, trabajos, pruebas y entrevistas. Pareciera no poder ser peor, pero lo logra. Después, esa sensación de derrota, ese gustillo a cansancio físico-mental, mezcla de hambre-sueño-mal genio-odio mi vida.
Entonces, vuelven a su casa...para encontrarse con esto.
Qué les parece?
Esta es la vista desde mi departamento en el piso 29, Sophia Road. A dos cuadras de la SMU.
Cuando estamos cansadas, en la noche, después de hacer un millón de cosas, Miran y yo nos sentamos en el comedor y miramos hacia afuera. A veces hablamos mucho, otras, sólo miramos hacia afuera.