
Es que nunca lo había sentido tan fuertemente. Esa combinación de 14 letras pesa como mil toneladas y me aplasta, me arrastra, me supera.
Sé que soy una fresca, una mujer absolutamente aprovechadora al no querer asumir mi situación de casi-casi profesional, de casi-casi trabajadora, pero no lo puedo evitar. Soy, intrínsicamente, una cómoda. No quiero tener frío, ni hambre, ni soledad... de rascarme con mis propias uñitas ni hablar...no way.
Así la cosa, vivo una involución intencionada, de hecho: inducida y motivada. Todo para no enfrentar este conjuntillo de 14 caracteres.
Lloro por nada, lo sé, pero lloro igual y prepárense, porque creo será un largo, laaaargo duelo.