29.4.07

Inexorabilidad

Nunca había entendido el fondo de esa palabra. Esa complicada y rebuscada palabrita que califica, por lo general, al paso del tiempo.
Es que nunca lo había sentido tan fuertemente. Esa combinación de 14 letras pesa como mil toneladas y me aplasta, me arrastra, me supera.
Sé que soy una fresca, una mujer absolutamente aprovechadora al no querer asumir mi situación de casi-casi profesional, de casi-casi trabajadora, pero no lo puedo evitar. Soy, intrínsicamente, una cómoda. No quiero tener frío, ni hambre, ni soledad... de rascarme con mis propias uñitas ni hablar...no way.

Así la cosa, vivo una involución intencionada, de hecho: inducida y motivada. Todo para no enfrentar este conjuntillo de 14 caracteres.

Lloro por nada, lo sé, pero lloro igual y prepárense, porque creo será un largo, laaaargo duelo.

23.4.07

Miedito

Volví con aires felices. Con sueños cumplidos y miles nuevos para desarrollar. Volví para no quedarme nunca más sentada ni esperando. Volví para reírme, para llorar, para investigar y jugar. Pero, al parecer, olvidé asumir el paso del tiempo. Olvidé que la realidad aplasta, arrasa y enfrentarla implica muchísima más fuerza de la que uno quisiera.
Olvidé que aunque me guste a rabiar Hello Kitty, no soy una niña. Que aunque ame el rosado, a mi edad no puede ser el único color que vista o escoja. Que aunque me encanten los corazones y estrellitas no puedo llevarlos en estampados en todas las ocasiones. No me di cuenta de que tratar de seguir siendo chiquitita no era sinónimo de ponerle pause a la vida. Y ahora siento que un flash foreward me ataca.
Sin darme cuenta de cómo ni por qué, crecí.


Tengo terror, angustia, desesperación. Quiero ir al colegio, al jardín, a la sala cuna... Cualquier cosa menos el mundo real. ¡Ay, ay, se me revienta la burbuja y tengo tanto miedito!